Amenazados por la actividad humana, las abejas y otros polinizadores han enfrentado sin duda importantes retos a su subsistencia y de la polinización como proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres de casi el 90 por ciento de las plantas con flores que dependen de ella para reproducirse; así como los cultivos alimentarios de las tierras agrícolas mundiales.
Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.
De ahí crear conciencia sobre la importancia de las abejas y los polinizadores, así como a las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, a lo que las Naciones Unidas declararon el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas, esenciales para el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo, motivo que exige detener su pérdida y en consecuencia la biodiversidad.
La reciente pandemia por coronavirus (COVID-19) ha tenido repercusiones innegables en el sector apícola y ha afectado a la producción y las buenas prácticas adoptadas por los apicultores de todo el mundo.
Mucho que conocer de las abejas y de cómo su comportamiento se parece al del ser humano, la reflexión del día y no sólo este conmemorativo sino de manera permanente, a qué estamos haciendo y aprendiendo para valorar su vida, su cuidado y de la misma humanidad a través de su supervivencia.