El virus necesita estar infectando para generar variantes, de ahí la importancia en aminorar su contagio.
Las mutaciones en los virus es un fenómeno frecuente y esperado, sin que esto implique de manera forzosa un riesgo para la salud pública, afirmó el Dr. José Ernesto Ramírez González, investigador de la Unidad de Desarrollo Tecnológico e Investigación Molecular durante una teleconferencia organizada por la Fundación para la Investigación y Educación en Salud Pública (FIESP), en coordinación con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) para abordar el tema de las variantes del COVID-19, expuso que entre más tiempo circule un virus y más personas se infecten, más cambiará y por ende, es más probable que adquiera una mayor efectividad, virulencia, posibilidad de evadir el efecto de las vacunas y una mayor capacidad de re infectar a las personas.
La Dra. Celia Alpuche Aranda, directora del Centro de Investigación sobre enfermedades infecciosas del INSP explicó que el virus necesita estar infectando a una persona para generar variantes, por lo tanto si se disminuye la capacidad de infección, no sólo se disminuye la posibilidad de que el virus se replique, sino que se generen más variantes y en lo eventual pueden tener más repercusiones de lo que se ha visto hasta ahora.
“No se ha demostrado que estas variantes sean más virulentas, lo que sí han demostrado los estudios es que ante estas variantes las vacunas tienen buena eficacia para seguir protegiendo contra formas graves de hospitalización, lo más importante es vacunarse y seguir cuidándonos independientemente de las variantes que estén circulando”.
Por lo anterior reiteró la importancia de continuar con las medidas no farmacológicas, como el uso de mascarilla, lavado frecuente y correcto de manos, evitar lugares cerrados, mantener la sana distancia, “acciones que deben estar muy presentes y se deben mantener”.
Si bien esta información se va actualizando de manera continua, en nuestro país se han detectado cuatro variantes, catalogadas por la Organización Mundial de la Salud, como de preocupación: Alfa, Beta, Gamma y Delta, ésta última se observa mayormente en la Ciudad de México, Baja California Sur y Sinaloa.
El representante de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud en México, Cristian Morales Fuhrimann manifestó que en nuestro país se han detectado casos de todas las variantes de preocupación, si bien hay poco conocimiento sobre los efectos de estas, se requiere un proceso de vigilancia genómica el cual tiene como objetivo la detección temprana de las variantes que circulan en el país.
Una vez detectadas se procede al aislamiento de pacientes y rastreo de contactos a fin de iniciar con la investigación de virulencia, la cual implica aspectos como transmisibilidad, severidad y letalidad; posteriormente se evalúan los riesgos, como los grupos de edad y determinantes sociales. La potencial adaptación de la atención clínica, así como la toma de decisiones respecto a las medidas de salud pública y difundir información oportuna a las entidades estatales para tener una comunicación de riesgos más precisa y oportuna forman parte de este proceso ante la presencia de variantes.
José Ignacio Ávalos Hernández, Presidente del Patronato del INSP consideró que actualmente el panorama no es favorable ya que sumado a la tercera ola que se vive en el país, el mundo está a la expectativa por las nuevas variantes.
“A pesar de los avances científicos las incógnitas aún son numerosas sobre todo lo que tiene que ver con el tema de las variantes, por eso es importante que se realicen este tipo de actividades –la teleconferencia- que permiten plantear la situación actual, lo que se conoce, y en suma, reflexionar sobre lo que aún la pandemia trae consigo”, concluyó.